30/5/10

Noticias Atrasadas del 2009: Vergonzoso Homenaje a Darwin en la Universidad Nacional de Córdoba


Hace pocos meses la redacción de la Gaceta El Epicúreo tuvo la oportunidad de visitar con gran (aunque infundada) ilusión la exposición ampliamente anunciada a través del diario local de Córdoba (http://www.lavoz.com.ar).

Dicho evento tuvo la duración aproximada de un año, con una serie de charlas relacionadas y eventos cinematográficos. Esta visita fué conducida en el anteúltimo día de su ciclo.

Después de una larga caminata a través del campus de la Universidad Nacional de Córdoba, y de habernos perdido, nos vimos obligados (ante la total falta de indicaciones, mapas, etc) a preguntar la ubicación de dicho evento. Optamos por preguntar a una persona que asumimos era un profesor de la universidad, quien nos indicó con gran entusiasmo la ubicación correcta.

Continuamos caminando unos metros más y arribamos finalmente a un enorme pabellón (Pabellón Argentina) de estilo post-industrial. Allí apreciamos desde una calle en aparente reparación (aunque no se veía maquinaria por ninguna parte) varios carteles colgados sobre la columnata de la entrada que indicaban la ubicación de la exposición que tanto anhelábamos ver.

Al ingresar, como es costumbre, nos acercamos al mostrador de ingreso, curiosamente ausente de personal, excepto por un oficial de la policía de Córdoba que muy amablemente supo decirnos que no había material impreso ni ningún tipo de información sobre la exposición.

Por lo tanto procedimos al gran hall principal, que está emplazado entre dos auditorios de grandes e igualmente impresionantes dimensiones. Esta sala (donde estaba ubicada la expo Darwin 09) es realmente una magnífica obra arquitectónica de la cuarta decena del siglo pasado. Con abuso de marmol, puertas altas, techos de 20 metros de altura con tragaluces al mejor estilo romano. En el medio de todo esto, estaba Darwin. O al menos esto esperábamos.

Fuimos cálidamente recibidos por una fotografía original de Darwin (aunque terriblemente retocada), una docena de afiches que informaban acerca de su vida, su investigación, el gran problema que ocasionaron sus ideas, sus viajes, etc. Todo muy bien explicado, pero generalmente en las exposiciones uno espera ver más que afiches.

Procedimos por lo tanto a las varias vitrinas donde se expusieron varios animales embalsamados autóctonos de la República, jarros con especímenes varios (algunos irreconocibles) en formol, una colección de estampillas (??), varios microscopios, ejemplares de vinchucas de distintas regiones, un mapa que describía la travesía del Beagle y otro más bien ilegible que seguimos hasta la fecha ignorando qué representaba exactamente, escrito y coloreado a mano.

En el medio del área de la exposición había una computadora orgullosamente montada, pero desenchufada, lo cual nos dejó con la incógnita de qué exactamente era eso. Por lo tanto uno de nosotros decidió pedirle a un empleado de la universidad que había ahora ocupado la mesa de entradas si sería tan amable de hacer funcionar a la computadora, pero como respuesta recibimos tan sólo un "ese no es mi trabajo". Cabe preguntarse cuál sería su trabajo, entonces.

Sin dejarnos desanimar por la falta de... todo... en esta exposición, seguimos leyendo cada pedacito de papel impreso que se nos presentaba, intentando maravillarnos ante algo de lo que veíamos, pero al final nuestro entusiasmo excedió ampliamente la exposición frente a nuestros ojos, y optamos por irnos a casa. No había nada allí que encendiera interés alguno en el tema, a pesar de haber ido positivamente predispuestos.

Sentimos que con los tiempos que corren este tipo de exhibiciones son súmamente importantes para el público en general, y queremos enfatizar que es imprescindible que dichas exposiciones sean atractivas, interactivas, interesantes, dinámicas, visuales, y todo lo que una buena exposición necesita.

Sentimos que lo que vimos fué algo hecho con sumo desgano y sin ningún tipo de pasión ni de interés por contagiar el conocimiento de algo tan importante a nadie. Sentimos asimismo que la exposición denotó una fuerte y sincera apatía hacia el tema Darwin-Evolución en general, y que de ninguna manera hizo justicia a los logros de Charles Darwin y todo lo que esos logros han significado para nuestro desarrollo como seres humanos libres de pensamiento.

Por un lado queremos rescatar y aplaudir a la Universidad Nacional de Córdoba por haber hecho eco de algo tan importante, y por otro lado queremos elevar una opinión de que siendo una importante universidad nacional, que recibe fondos estatales, se podría montar algo que haga a los argentinos orgullosos de sus instituciones educativas, y no algo que simplemente "pase" como lo que con tristeza atestiguamos con nuestra visita.

A continuación les mostraremos las fotos obtenidas en la Expo Darwin 09 de la UNC y dejaremos que saquen sus propias conclusiones:





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Asimismo quisiéramos expresar en nombre de la comunidad científica en general una gran desilusión al ver que el Museo de Ciencias Naturales de Córdoba no expuso ni mencionó absolutamente nada al respecto del año de Darwin.

A pesar de esto, la redacción de la Gaceta se puso en contacto con el museo ofreciendo dar un ciclo de documentales y charlas sobre Darwin, a lo cual recibimos nula respuesta.

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Es este tipo de apatía social con estos importantísimos temas, que nos hace preocuparnos fuertemente por el futuro de este país. Opinamos que es algo patológico, y si los museos y las instituciones educativas no defienden y mantienen vivas las ideas que nos hicieron libres y fuertes como seres humanos, ya no queda esperanza para aquel hombre común que sueña con un futuro mejor.

Frente a esto nos vemos obligados como Redacción de la Gaceta El Epicúreo a hacer un fuerte llamado a la atención del pueblo en general, sus líderes y la comunidad científica frente al desinterés abierto que pudimos observar el año pasado en cuanto a ciertos temas que son de importancia crítica y de interés general a todo ciudadano.

La respuesta a estos problemas está en la educación. En la lectura. En el apoyo del estado a la ciencia, el estudio, la investigación abierta, no competitiva. La respuesta está en exigir capacitación adecuada, profesionalismo e idoneidad a todos los miembros de un país incluyendo sus más altos representantes, en elevar nuestra ética, moral y altruismo.

La competencia materialista y egoísta ha llevado a vaciar de contenido y de sentido a nuestras aulas y nuestros museos. Esperemos que entre nosotros siga habiendo aquellos que no teman elevar sus voces en queja abierta cuando la queja abierta sea necesaria, y en cada ocasión que la queja abierta sea necesaria. Ya que es la única forma de que nuestro mundo sea un mejor lugar.

Nadie tiene derecho a quejarse, si no opta por educarse primero, y la educación no está solamente en las escuelas ni mucho menos en las universidades.


Redacción de la Gaceta El Epicúreo

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