31/5/10

El fin del cristianismo no es algo malo

Podemos tener moral sin religión

Informe especial – La religión en el Reino Unido

El Observador – Londres 09/09/01

El Cardenal Murphy O´Connor, arzobispo de Westminster, admitió la semana pasada que el cristianismo está “desaparecido” del Gobierno y de la vida de las personas en Gran Bretaña. El arzobispo de Canterbury dice que está de acuerdo con su homólogo católico romano. Felicitamos a ambos hombres por su franqueza. Y así como respetamos totalmente al cristianismo que muchos británicos aun hoy practican, le damos la bienvenida al cambio dramático que tardíamente los clérigos están reconociendo.

Durante muchísimo tiempo, se supuso que la religión era una precondición de moralidad. Muy a menudo, las elites han lamentado la disminución de la fe religiosa sin ser capaces ellos mismos de gozar de una gran convicción. Las crédulas “clases bajas” pensaron como de vital importancia, que creer en el cielo y en el infierno tendría un alcance moral.

Es apenas sorprendente que la gente joven esté cada vez menos interesada en la religión organizada, la cual toma posiciones con frecuencia intransigentes respecto de problemas como los derechos de la mujer, la contracepción y la homosexualidad. Enseñados a desafiar la deferencia hacia el dogma, aquella gente simplemente no está preparada para esperar los pares de siglos que algunos obispos admiten en forma privada que tomará ejecutar un cambio en el cristianismo.

Pero si las nuevas generaciones están abandonando las iglesias, eso no significa que estén abandonando la espiritualidad. Existe, según sabemos, una abundancia de creencias espirituales compartidas hoy por los británicos.

Todas las sociedades, desde la más primitiva, han tenido reglas que las han unido, reglas, por ejemplo, de propiedad y de asociación. La totalidad no puede funcionar sin una reciprocidad de obligaciones. El cristianismo alguna vez desempeñó ese rol, también, pero no por mucho tiempo. La línea divisoria reconocida por los arzobispos es una oportunidad para considerar cual es el tipo de moralidad apropiada para la Gran Bretaña en el siglo veintiuno.

Un niño que llega al mundo sin una religión puede ser, sin lugar a dudas, un ser humano moral. Y en una sociedad multicultural, necesitamos desarrollar una moralidad secular (de igualdad, honestidad e imparcialidad) que pueda unificar más que dividir (según lo han hecho las religiones tan frecuentemente en el pasado y actualmente, como lo han demostrado los repugnantes eventos de la semana pasada afuera de una escuela del norte de Irlanda). Pero defender esta moralidad secular requiere confianza y valentía. Significará que la fe habrá de convertirse en un asunto absolutamente privado, que no esté sujeto ni a la interferencia estatal ni a patrocinios.

Es lamentable que, justo cuando la sociedad reconoce esto, los políticos se muestran más entusiasmados que nunca por rendir pleitesía a algunos grupos religiosos. Es ridículo que los Ministros deban considerar más, no menos, a las escuelas religiosas. Es similarmente ridículo que deban contemplar la introducción de más, no menos, clérigos en nuestra legislatura. No es la primera vez que la política se encuentra tan lejos a la realidad pública.

Guardian Unlimited © Guardian Newspapers Limited 2001
http://www.observer.co.uk/leaders/story/0,6903,548916,00.html

--- Reproducido de fuente original

1 comentarios:

Anónimo dijo...

ya era hora de que tomaran cartas en el asunto.
Lastima que en otras partes del mundo, la gente esta legos de ver la realidad.

Muy buen blog. Algo tarde pero ay que explorarlo
suerte.

.::Aoru::.