11/10/09

El Extraño Caso de Sir Karl Popper

Max Planck deja claramente sentada una premisa que luego alimentará Popper: la ciencia no puede dar las últimas respuestas a nada. Por supuesto, tal sentencia implicará, automáticamente, la calificación de la Metafísica para revelar, develar, exponer y explicar aquello que la Ciencia no pueda… Esto no es lo único en lo que debería disentirse con Popper.

Repasemos algunos de las expresiones discutibles de este hombre.

Sir Karl Popper dijo:

de Freud: que sus predicciones eran tan inasibles como las de la astrología;

sobre el método científico de la inducción: lo descarta y propone comenzar el trabajo científico desde una conjetura imaginativa o incluso mitológica del mundo;

sobre la ciencia: “La perspectiva errónea de la ciencia se descubre por su avidez de ser verdadera”;

sobre el nazismo: su origen estaría en el empeño sincero de los hombres de mejorar su condición y la de sus semejantes;

de las verdades absolutas: no es posible alcanzarlas pero sí acercarse a ellas;

sobre el determinismo: no existe;

sobre la historia: no existe;

sobre la verdad: en ciencia es inalcanzable.

Enormemente popularizado por Phillip Johnson, que a través del Servicio Evangélico de Documentación e Información publicó trabajos encomiando su obra en “Proceso a Darwin” (“Sir Karl Popper: Psicoanálisis, ciencia y pseudociencia”; Johnson es también autor de una obra cuyo título lo dice todo: “Derrotando al Darwinismo: abriendo las mentes”), Popper fue amigo personal de Helmut Schmidt (miembro del Gobierno de Alemania Occidental, como Ministro y Canciller, entre 1969 y 1982, época en la que se flexibilizan las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado, las editoriales católicas lanzan 4.500.000 obras anualmente, 31 periódicos de la misma ideología tiran 13 millones de copias diarias y se culmina un pacto de acero entre todos los partidos conservadores europeos –cristianos, laicos, ingleses, gaullistas, falangistas-) y es autor de trabajos en los que afirma que el invento de la imprenta se produjo en el norte de Europa, cuando en realidad China ya la conocía desde varios siglos antes (quizás el hecho de que ese país caiga fuera de la órbita de influencia de las religiones monoteístas, cuyos principios parecen haber desempeñado un muy importante papel en las convicciones de Popper, es lo que le impidió aceptar la verdadera época y lugar en que se produjo tal invento…). Quizás también sea muy coherente su ataque a Freud: éste estudió el fenómeno religioso como un mero problema mental, mientras Popper no tiene escrúpulos en aceptar un acto de fe (¨conjetura imaginativa o mitológica¨) como presupuesto para iniciar análisis científicos. Coincidentemente, en las páginas de la revista católica “La Fe” ya se podían leer en 1844 estas palabras: “Las ciencias humanas reposan en gran parte sobre una especie de fe…

Al igual que otros personajes, Popper intenta minimizar la finalidad científica asignándole lo que llama ¨avidez¨ por alcanzar la verdad y condenándola a la impotencia en tal campo. Al reflexionar sobre esta actitud oscuramente crítica volvemos a encontrar coincidencia entre sus palabras y las de la revista católica mencionada más arriba: “¿Cuál es el sabio tan íntimamente convencido de la certeza de las causas, como de la evidencia de los efectos?(...)¿Quién, si Dios mismo no baja a revelarlo, podrá decir…: este sistema geológico o astronómico, de ciencias médicas o naturales es un sistema completo y definitivo?”. La coincidencia con tales conceptos torna coherentes otras afirmaciones de Popper: la ciencia no puede describir la realidad, el determinismo no existe y mucho menos la historia, mientras implícitamente está completamente seguro de la existencia de verdades absolutas.

No creemos concluir erróneamente que Sir Popper, al descalificar a la ciencia contemporánea (y enviar al desgüace a la Teoría Freudiana), no podía ignorar el hecho de que reponía a la Metafísica entre las disciplinas capaces de brindar conocimientos válidos a la humanidad. Y quién sabe si, para sus adentros, no pensaría que “todas las ciencias, así las físicas como las morales, deben desfilar delante de la ciencia religiosa, como desfilan las hijas delante de su madre, doblando la rodilla…” (Revista Religiosa, Política y Literaria “La Fe”, 1844, p. 20).

POPPER Y EL FALSACIONISMO

Popper fue comunista alrededor de los 15 años y antimarxista alrededor de los 17. Se opuso al Positivismo y al Círculo de Viena, rechazando “el mito del induccionismo” ya que consideraba que la ciencia operaba deduciendo consecuencias de teorías ricas en contenido que podían ser severamente sometidas a tests. Arguyó que la Ciencia comenzó con el Mito y continuó con la Metafísica hasta desarrollar el método crítico, acelerando e intensificando el proceso de prueba y error. Se opuso al determinismo y Einstein insistió en que discutiera con él el tema… pero Popper parecía más interesado en asuntos como los que incluía un trabajo llamado “Darwinismo como Programa de Investigación Metafísica”, programa que parece haberlo inspirado para dictar la conferencia “Evolución y el Árbol del Conocimiento”…

Antes de Popper, el modelo de ciencia descripto por primera vez por Francis Bacon, que concebía a aquella como un ejercicio de inducción, recibe la crítica de Hume, que pone en duda la aseveración de que una serie de observaciones objetivas pudiese establecer la validez de una ley general ya que adicionales observaciones podrían revelar excepciones que refutaran la norma. Hume, que por otra parte pareciera no haber sabido cómo refutar el Argumento del Plan como “prueba” de la existencia de Dios, no alcanzó tampoco la iluminada reflexión de Albert Bayet:

“En tanto que las religiones y las filosofías de lo absoluto buscan ante todo asegurarse posiciones inexpugnables, en las que han de fijar para siempre su pensamiento, la ciencia sólo necesita puntos de apoyo que le sirvan para sus nuevas conquistas (…) Las más hermosas hipótesis con que ordena sus conocimientos llevan la marca de lo relativo, y por consiguiente de lo provisional, de tal modo que no hay nada en ella que sea definitivo, ni nada que no pueda ser discutido”.

No, Popper quiere respuestas absolutas y no relativas, así que esa reflexión de Bayet tampoco le habría parecido “convincente” y descarta el modelo inductivo considerando que, en la práctica, la teoría precede al experimento y no al revés. Pero, entonces, ¿por dónde comenzar? Y Popper, amante de ideas con perfumes absolutos (la ciencia no puede alcanzar la verdad-el determinismo no existe-la historia no existe-la imprenta no la inventaron los chinos y la Revolución Francesa “fue en lo esencial un gobierno de terroristas”, son todas afirmaciones suyas), propone comenzar desde una conjetura imaginativa o incluso mitológica del mundo… Esa conjetura deberá someterse a crítica en busca de la evidencia falsadora que, en caso de ser encontrada, revelará la necesidad de una nueva y mejor explicación. En otras palabras, Popper admite en principio la posibilidad de que una conjetura imaginativa y hasta mitológica ¡sea válida! Si ésto no es ir al rescate del buen nombre de la Metafísica, ya largamente desprestigiada en su –epoca, se le parece bastante…

Dijimos “evidencia falsadora”. Expliquemos entonces la Falsación popperiana.

El falsacionismo es una corriente epistemológica que afirma que constatar una teoría significa refutarla mediante un contraejemplo. Si no puede ser refutada, la teoría queda corroborada (pero nunca verificada, dado que la verdad, para Popper, es imposible de ser alcanzada y ni siquiera la observación de la realidad sirve para convertir en verdaderas las leyes o hipótesis corroboradas...). Esa observación sirve para negar, “falsar” teorías: el trabajo científico, entonces, se desarrolla con la crítica y no con la observación. La ciencia, según Popper, no debe verificar sino formular nuevas teorías cada vez más perfectas… La falsabilidad es un criterio de comprobación de la validez científica.

Falsar una teoría, entonces, es buscar el dato que pruebe que la misma es falsa. Pero, contrariamente a lo que piensa su creador, el falsacionismo no cubre todas las posibilidades, no tiene valor universal. Así, los enunciados infinitos (como, por ejemplo, “las cosas son así”) no son falsables. Además, existen enunciados falsables falsos ( “X siempre ocurre”: es falso porque alguna vez X no ocurrió) y falsables no falsos (“X es siempre X”). Los enunciados deben reunir ciertas condiciones de validez: deben ser falsables-precisos y claros-audaces y atrevidos. Esto último significaría que una teoría científica tiene que poseer una capacidad explicativa genuina para poder hacer predicciones arriesgadas que excluyan la mayor parte de resultados posibles: el éxito en la predicción es impactante solo hasta donde el fracaso sea una verdadera posibilidad.

Resumiendo: si una hipótesis científica supera el esfuerzo de demostrar su falsedad, puede ser aceptada al menos con carácter provisional. Popper se atribuye así el haber provisto al mundo del indispensable punto de partida para comprender la diferencia entre ciencia y pseudociencia. Sin embargo parecería que el Falsacionismo puede dar lugar a ciertos graves e hilarantes errores de valoración: la falsabilidad permite distinguir, según Popper, lo que es ciencia de lo que es pseudociencia en tanto y en cuanto las predicciones científicas que se realicen puedan ser erradas, explica P. Bloom. Entonces, en el caso de la Astrología, como sus predicciones pueden ser testadas considerándose que pueden estar equivocadas, aún cuando están equivocadas, puede considerárselas, en principio, ¡teorías científicas!

Nuestro Sir también criticó la idea de que la ciencia sea en esencia inductiva, subrayando en cambio su carácter hipotético-deductivo.

Este sería el esquema del proceso científico, según Popper:

Problema - Conjetura/Hipótesis - Falsación – Nuevo problema

Prestemos atención a un llamativo corolario de esta Teoría: una vez falsada, una hipótesis no corroborada no se convierte en falsa sino que deberá ser estudiada en el campo de la Metafísica… La “rehabilitación” de la Metafísica como disciplina seria es patente: en ella existen hipótesis no científicas… pero tampoco falsas (?). Una pregunta que Popper deja “estratégicamente” fuera de este planteo es: ¿qué ocurre cuando se alcanzan conclusiones válidas en Metafísica… que entran en colisión con conclusiones válidas alcanzadas en Ciencia?

No es este aspecto el único que resulta sospechoso de irracionalidad en la tesis popperiana. Parafraseando la famosa (y desprestigiada) frase teológica “si todo tiene una causa, debe haber una primera causa”, el secuaz de Popper, Hans Albert, elabora el trilema de Münchhausen. Sostiene Albert que si exigimos para todo una fundamentación, deberemos exigirla también para aquellos conocimientos a los que hemos reconducido a la proposición que intentamos fundamentar. Y pontifica entonces que eso lleva a tres alternativas igualmente inaceptables:

Regresum ad infinitum: ir cada vez más atrás en la búsqueda de los fundamentos, (lo que es imposible en la práctica).

Circularidad lógica en la deducción: en el proceso de la fundamentación se recurre a enunciados que habían aparecido como necesitados de fundamento.

Interrupción arbitraria del procedimiento: el principio de fundamentación suficiente es suspendido en un momento concreto.

Como se advierte fácilmente, el trilema de Münchhausen se basa en la necesidad de alcanzar el conocimiento, como en Religión, de entidades cuya existencia no se ha probado, esto es, supuestas verdades absolutas, definitivas, eternas…. Nada más lejano de la mentalidad racional y científica: ni el regresum ad infinitum, ni la circularidad lógica en la deducción y mucho menos la interrupción del procedimiento significan alternativas inaceptables ni arbitrarias en Ciencia sino que constituyen los modos posibles, racionales y metodológicamente correctos de acceder a los conocimientos posibles y relativos, o, en otras palabras, la única forma humanamente idónea de hacer Ciencia. Y tan mal no le ha ido al hombre con esos modos…

Además:

NO HAY regresum ad infinitum… porque no hay infinitum, se “regresa” hasta donde puede encontrarse una fundamentación comprobable.

NO HAY circularidad lógica en la deducción a no ser que el proceso se encuentre en una etapa puramente especulativa o se estén cometiendo errores de procedimiento.

NO HAY interrupción arbitraria del procedimiento sino límites lógicos a la satisfacción probatoria establecidos por imperios físicos, temporales o estadísticos.

Las ideas de Popper han sido muy cuestionadas. Entre quienes las rechazan tenemos nombres importantísimos del pensamiento contemporáneo: Habermas, Adorno, Feyerabend (“la ciencia no es superior por su método ni por sus resultados, no hay un método especial infalible”), Kuhn, Wittgenstein, Klosko, Horkheimer.


Entre los errores de Popper se señalan:

- propagar el irracionalismo mediante una particular concepción de la ciencia;

- reducir la racionalidad a racionalidad instrumental, despreocupándose de la racionalidad de los objetivos o fines que las teorías pretenden alcanzar;

- elaborar un mecanismo inútil para la ciencia económica: el falsacionismo no se aplica a la práctica económica pues no sirve para dar cuenta de los complejos fenómenos económicos reales ni del proceder efectivo de la ciencia económica;

- no interesarse en la significación sino solamente en la Teoría que, sostiene, es anterior a la observación de los hechos;

- subordinar el conocimiento a su uso inmediato;

- desentenderse de las preocupaciones metodológicas de la historia del pensamiento;

- no recurrir a la filología cuando ello es necesario;

- despreocuparse de la reconstrucción contextualizada del sentido para poder acercarse a realidades antropológicamente lejanas;

- afirmar dogmáticamente que exista un método general para ampliar o examinar nuestro conocimiento, elevando el modelo de las ciencias físiconaturales a canon de la ciencia;

- privar a las ciencias humanas y sociales del momento hermenéutico de la anticipación, dándole a los hechos el criterio último de verdad sin advertir que, sin anticipar un modelo, no se puede escapar de la repetición de lo dado;

-no dirigir la crítica racional hacia un interés emancipador sino quedarse en la apariencia de los hechos particulares, divorciándolos de su estructura social;

etc.

<<<<<<>>>>>>

Aún cuando no es el objetivo de este escrito, nos extenderemos en la exposición de estas críticas a fin de poder fundamentar mejor una conclusión sobre el falsacionismo popperiano.

Kuhn, contradiciendo a Popper, señala que la ciencia avanza por paradigmas en uso.

El falsacionismo resulta un método prepotente al estudiarse la sociedad y considerársela simplemente un objeto que yace ahí y que solo puede ser captado por un método. La pretensión de subsumir toda explicación racional en el esquema nomológico deductivo priva sobre la verdad de la misma cosa, que también es subjetiva y contradictoria. Por otra parte, dice Quine-Duhem, no puede falsarse una hipótesis aislada, puesto que ésta siempre forma parte de una red interdependiente de teorías.

Del método de Popper parecería surgir que lo que no es eficaz para conseguir un fin debe ser excluido de la racionalidad y rebajado al nivel de superstición. Queda así excluida la importancia de los fines (aquello para lo que algo sirve). La “razón” popperiana es una “razón desinfectada”: El pensamiento parecería haber sido reducido al nivel de los procesos industriales y sometido a un plan exacto, es decir, que se hubiera convertido en una pieza fija de la producción. La razón interpreta entonces a toda idea como un esquema pragmático de carácter instrumental. De ahí a la dictadura de la técnica hay solo un paso y el resultado es la instrumentalización del mundo. Creemos que las ideas de pensadores como Popper han contribuido, lamentablemente, a la implantación de la actual dictadura tecnológica con todos sus nefastos efectos colaterales.

La sociedad, dice Adorno, no es un objeto de la naturaleza, la sociedad es contradictoria, racional e irracional a un tiempo. Las ciencias sociales carecen de un sistema de leyes tan patentes y claras como las que tienen las ciencias naturales. Éstas estudian un objeto definido que puede ser abordado en forma inmediata; el objeto de las ciencias sociales no está ahí, no es neutral ni coherente. El método a aplicar en ciencias sociales debe tener eso en cuenta o surgirá una contradicción entre su estructura formal y la estructura de su objeto. Si la base del método científico es la crítica, el objeto de las ciencias sociales deberá ser criticado a partir de aceptar la posibilidad de una sociedad distinta de la que existe. Renunciar a un método propio para estudiar a la sociedad, como hace Popper, es una actitud conservadora y de resignación: no se cree poder (¿no se quiere poder?) transformar lo que se estudia, esto es, transformar la sociedad. Bueno, agregamos nosotros, Karl Popper apoya políticamente al neoliberalismo (no intervención del Estado en la cuestión económica) por lo que su ética se basa en el egoísmo y deja de lado a la justicia distributiva. Es decir, una posición claramente conservadora y reaccionaria.

A Popper le preocupa el QUÉ (lo que se piensa, se cree, se hace) y no el POR QUÉ (por ejemplo, el percibir los intereses creados que hacen que una sociedad se transforme de determinada manera).

Se respira cierta mediocridad en la dimensión de sus ideas, cierta mezquindad moral en sus conclusiones.

Su actitud filosófica es demasiado parecida a su actitud política. Muestra entusiasmo en su regreso a una forma de pensar medievalista: la Metafísica, afirma, tiene su lugar en el conocimiento humano; la verdad no puede alcanzarse; la columna vertebral de la Ciencia: el determinismo (y con él la posibilidad de la predicción –relativa, pero predicción al fin- y, por ende, del cambio) no existe; la historia misma (esa gran testigo de las iniquidades a que condujeron el tipo de ideas que Popper, encaramado a lo que denomina “racionalismo crítico”) tampoco existe… De ahí a ensalzar las brechas cuánticas por las que cree ver filtrarse las “verdades eternas e inalcanzables” y sentenciar a muerte al Psicoanálisis -ese peligroso enemigo de la anormalidad mística- es solo cuestión de coherencia argumental. Estoy convencido de que Popper construyó esa coherencia siendo plenamente consciente del sentido reaccionario de su pensamiento.

"La concepción científica del mundo rechaza la filosofía metafísica.
Pero ¿cómo podemos explicar el error de las sendas metafísicas?
Esta pregunta puede ser planteada desde diferentes puntos de vista:
psicológico, sociológico y lógico.
La búsqueda en el campo de la psicología se encuentra aún en sus comienzos;
"El principio de una explicación más penetrante podría verse en las investigaciones del psicoanálisis freudiano”.

(Círculo de Viena, 1929
-resaltado en rojo del autor)

Volvamos al problema del Falsacionismo aún a riesgo de parecerle reiterativo a nuestro paciente lector.

El falsacionismo se apoya en el método hipotético deductivo. ¿Por qué? Porque Popper consideró científicamente inoperante el método inductivo: resultaba imposible, dice, alcanzar leyes generales sobre la realidad a partir de hechos particulares dado que, establecida una “ley”, observaciones posteriores la tiraban por el suelo y pasaba a admitirse otra ley que observaciones posteriores podrían volver a negar, etc., etc. La inducción era insegura e inexacta como base para la ciencia. Los científicos, según Popper, trabajaban seleccionando la observación, escogiendo un objeto, realizando una tarea definida, con un interés, desde un punto de vista, necesitando un problema, todo lo cual indica que, en la práctica, la teoría precede al experimento y no al revés.

Ignoramos si el argumento fue contestado en la forma tan simple en que vamos a contestarlo, pero excedería la intención de estas páginas el tener que reproducir todas las críticas realizadas a Popper. En primer lugar creemos que se confunde Teoría con simple Hipótesis; en segundo lugar, si se alcanza la verificación buscada, la forma de trabajo puede flexibilizarse bajo condición de que el objeto en estudio lo permita. Siempre, absolutamente siempre, deberá partirse en ciencia del hecho particular. El hecho de que se tenga preconceptos y obstinadamente se busque probar que se tiene razón en cierta idea, no desmerece la calidad científica del trabajo realizado si se arriba a la comprobación de la idea y, de ahí, a la elaboración de ley general. Esta última, en el mejor de los casos, será la mariposa surgida gracias a una satisfactoria metamorfosis de la crisálida-hipótesis.

Pero Popper propone descartar el Método Inductivo con su Hipótesis a la cabeza y reemplazar a ésta con una conjetura imaginativa o, incluso, mitológica, del mundo. Para Popper, eso es más científico.

Por inducción, según Popper, jamás podremos afirmar, después de haber visto miles de cuervos, que “todos los cuervos son negros”. Al aplicarse el falsacionismo a esa conclusión veremos que, para prevenir la aparición de un solo cuervo no negro, la única conclusión científica válida (no verdadera, porque la verdad no puede ser alcanzada sino, apenas, llegar hasta sus cercanías…-?-) será “no todos los cuervos son negros”. Mientras acepta partir de conjeturas imaginativas e, incluso, mitológicas, Popper rechaza que pueda haber enunciados científicos últimos, porque siempre podrán ser refutados a partir de la experiencia. La observación es sutilmente obvia pero también sutilmente oscurantista: por un lado parecería indiscutiblemente cierto lo que él dice, pero, ubicado en el contexto de su pensamiento, en realidad está peticionando a la ciencia el conocimiento absoluto y la inamovilidad eterna del dogma religioso.

“Los espíritus mediocres demandan a la Ciencia
una clase de certeza que ésta no puede dar, una
especie de satisfacción religiosa. Solo las verdaderas,
raras, realmente científicas mentes pueden enfrentarse
a la duda, la cual está unida a todo nuestro conocimiento”
(Freud)

Creemos que el Círculo de Viena, en vez de enredarse en debates con el irracional Popper, debería haberle provisto de una buena red y una silla y haberle encargado que, en cuanto viera a su cuervo no negro, intentara cazarlo y traerlo como evidencia (válida, no verdadera…) de su teoría.

Nosotros, menos prudentes que los profesores del Círculo, intentaremos reflexionar sobre alguna observación crítica de este nuevo argumento. En primer lugar, dado que, si como él y otros metafísicos afirman, la verdad no es alcanzable, ignoramos cómo sabe Popper que nos aproximamos a ella… y, más aún, cómo sabe tan acabadamente que jamás la alcanzaremos. En el primer caso Popper parte de un presupuesto no probado, en el segundo termina en una aserción nihilista, metafísica, oscurantista. Es evidente que este buen hombre pareciera haberse equivocado de profesión: busca verdades absolutas en la Ciencia cuando, por definición, la Ciencia nos ofrece verdades relativas. Mezcla ideas absolutas (“conjeturas imaginativas/mitológicas”, “la verdad no puede ser conocida”, “la experiencia siempre refuta las verdades alcanzadas”) con erráticas afirmaciones sobre el proceso científico (niega que la Ciencia avanza con los errores, que no se paraliza, ni se produce la ruina del conocimiento humano, cuando a una Teoría sucede otra, negándose a advertir que, si ello hubiese ocurrido, no estaríamos donde estamos sino en la cueva prehistórica) y anatematiza al induccionismo por la forma en que trabajan los científicos, por la “imposibilidad” de alcanzar leyes generales y por apelar al concepto anticientífico de “suspensión de la fundamentación suficiente” (Popper quiere decir que no podemos afirmar que en el futuro, como ha ocurrido hasta ahora, al unirse dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno se formará agua y concluir en que ese resultado es una ley general: nuevamente creemos que la solución de este falso problema que plantea Sir Popper se hubiese solucionado invitándolo a que realizara los experimentos necesarios hasta el fin de los tiempos, a fin de no tener que acudir a la suspensión de la fundamentación suficiente…).

Cuando Habermas le señala que al negar como legítima la fundamentación última -y considerar así a la idea como un mero esquema pragmático de carácter instrumental- solo queda “el principio de la crítica”, vuelve, desde nuestro punto de vista, a quedar en evidencia la verdadera vocación de Karl Popper… En efecto, “el principio de la crítica”, al no poder ser justificado y solo asumido como una decisión a favor de la razón, se constituye en un acto de fe, o sea, en un acto irracional. La reincidencia sistemática de Popper en lo metafísico no puede deberse más que a una frustrada vocación sacerdotal. Creemos firmemente que hubiese sido un brillante fraile medieval, previa su conversión al cristianismo, claro está. Pero, tratándose de un pensador “de moda” y sumamente influyente, su excesiva incidencia en el mundo académico de hoy debe considerarse peligrosa. Porque para él no habría diferencias entre las siguientes ideas (todas ellas meros esquemas pragmáticos de carácter instrumental, según su singular concepción):

“Como todo desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, el empleo
capitalista de las máquinas sólo tiende a disminuir el precio de las
mercancías, y, por consiguiente, a aminorar la parte de la jornada
en que el obrero trabaja para sí mismo, a fin de prolongar
la otra parte en que trabaja para el capitalista…”

“…una persona sensata ha de recordar que la vista puede turbarse
de dos maneras y por dos causas opuestas: cuando se pasa
de la luz a la oscuridad, o de la oscuridad a la luz.”

“Toda teoría general del mundo, así sea de naturaleza política o
religiosa –en ocasiones resulta difícil decir donde empieza la
una y donde termina la otra- no lucha tanto en forma negativa
y con el propósito de destruir el mundo de ideas contrarias,
como positivamente y a fin de imponer las suyas.”

Dado que la “fundamentación última” no le preocupa, Popper partiría del mismo punto de vista para analizar estas tres ideas. Cuando advertimos que la primera pertenece a Marx, la segunda a Platón y la tercera a Hitler, comprendemos un poco mejor la peligrosidad de tal indiferencia popperiana.

Se impone aquí un paréntesis para revisar el Método Inductivo y los principios positivistas arrojados a la basura por Karl Popper.

- Método Inductivo.

Inducir es afirmar generalidades a partir de hechos particulares.

Todas las cosas y sus cambios, todos los hechos y sus consecuencias, todo lo que afecta nuestros sentidos, son fenómenos. Ejemplos: la caída de los cuerpos, la influencia de la luz en las plantas. Al comprobar la reiteración de su ocurrencia, la razón generaliza. Entonces puede afirmarse que todos los cuerpos libres caen, que la luz influye en la vida de las plantas… El conjunto orgánico y unitario de esas generalizaciones (leyes, reglas, proposiciones, conceptos) que procuran explicar una serie de fenómenos recibe el nombre de Teoría. Y, luego, todo comienza otra vez: surgen preguntas: ¿cómo suceden los fenómenos?, ¿por qué suceden? Y para intentar responderlas, nacen nuevas teorías…

- Método Deductivo.

Aceptadas algunas proposiciones extraídas de la experiencia, de la razón, de la intuición o de la imaginación, se deducen otras proposiciones.

El problema del método deductivo es que puede llevar a la Paradoja: dada una afirmación (proposiciones aceptadas = postulados, axiomas, conceptos primarios), al deducirse de ella todas las consecuencias (deducción de propiedades por estudio, análisis, clasificación) podría llegarse a una que contradice a la afirmación misma.

Entonces:

Aceptadas las premisas tendremos que aceptar las conclusiones lógicas

El Método Deductivo puede llevarnos desde un acto de fe (las premisas) hasta una verdad absoluta (las conclusiones lógicas)

El Método Inductivo nos lleva desde hechos particulares (las premisas) hasta verdades relativas (las leyes)

Galileo propuso el sistema inductivo basado en el método experimental. Darwin, Freud lo siguen con las necesarias adaptaciones determinadas por el objeto de estudio.

Aristóteles había propuesto el deductivo. Los religiosos y Popper lo siguen.

Cuando en la explicación de ciertas materias se sostiene que debe reemplazarse la presentación inductiva en beneficio de la deductiva, se puede llegar a cometer errores.

No debe confundirse conocimiento teórico (que se alcanza con métodos deductivos), con presentación deductiva de conocimientos, porque el conocimiento teórico no excluye la lógica inductiva (por ejemplo, al elegir el objeto de conocimiento mediante procesos mentales). Los métodos inductivos también pueden emplearse para descubrir relaciones causales. El conocimiento teórico presupone objetos comprendidos por el pensamiento…, pero, a diferencia de los objetos empíricos, los teóricos no son fragmentos de la realidad sino reconstrucciones lógicas de la realidad.

El conocimiento empírico consta de descripciones de objetos, mientras el conocimiento teórico da explicaciones. Esas explicaciones pueden construirse tanto deductiva como inductivamente. Metodológicamente, entonces, rige la unión entre inducción y deducción. Ambas son dos caras de un mismo proceso. No es correcto, por lo tanto, menospreciar la lógica inductiva.

No es posible reconstruir historia científica, por ejemplo, valiéndose solo de análisis teóricos y presentación de deducciones; debe incluirse además el análisis histórico. Este análisis histórico debe comenzar con una presentación inductiva de fenómenos y leyes, destacando el incompleto, unilateral y contradictorio nivel empírico alcanzado. Luego se pasará al nivel teórico utilizando el método deductivo.

El proceso de conocimiento teórico debe coincidir con el proceso histórico: las cosas y los fenómenos comienzan como formas y relaciones elementales que gradualmente se desarrollan y profundizan. Del resumen de esas formas y relaciones elementales alcanzadas inductivamente se llegará a conocimientos teóricos abstractos. Al alcanzarse ese nivel se puede transmitir el conocimiento adquirido en forma más completa y concreta.

La deducción permite reconstruir histórica y lógicamente. La inducción es previa y permite alcanzar la abstracción empírica. El conocimiento se consigue inductivamente y se descubre deductivamente.

La excesiva devoción por los métodos deductivos sin previo, serio y profundo entrenamiento en operaciones inductivas lleva inevitablemente a la pérdida de la capacidad para tratar datos fundamentales, pero también una simple verdad alcanzada inductivamente es siempre incompleta desde que la experiencia jamás es posible alcanzarla totalmente.

La inducción permite construir hipótesis (conocimiento teórico) que, a su vez, conducen a explicaciones deductivas o presupuestos de nuevos hechos y fenómenos. CADA OBJETO DEBE ESTUDIARSE CON EL MÉTODO CORRESPONDIENTE, EN LA SITUACIÓN CORRESPONDIENTE Y EN LA PROPORCIÓN CORRESPONDIENTE. Ello significa que deben aceptarse variantes en la combinación de métodos inductivos y deductivos.

- Métodos de conocimiento.

a) Inducción de nivel empírico 1

Basándose en conocimientos empíricos el estudioso investiga el objeto y extrae inductivamente conclusiones. Así como no hay conocimiento empírico puro tampoco las conclusiones pueden ser puramente inductivas: para alcanzar conocimiento sobre hechos parciales deben poseerse conocimientos de aspectos comunes de esos hechos parciales (características, cualidades y concepto del objeto). De la situación del problema se pasa al problema y de éste a la hipótesis, ese es el camino inductivo.

a1) Inducción de nivel empírico 2
Aquí ya hay relación entre lo inductivo y lo deductivo.

a2) Inducción y deducción en un nivel teórico y empírico.
Inductivamente se formula una hipótesis, que surge de la combinación de conocimientos teóricos y experimentos prácticos, y se comprueba experimentalmente la hipótesis

a3) Deducción e inducción en el nivel teórico.
El objeto es explicado deductivamente apoyándose en conocimientos teóricos, primero como hipótesis y luego como teoría que se probará en el nivel empírico (valiéndose de concluisiones teóricas comparadas con los resultados inducidos de las pruebas de control)

a4) Deducción en el nivel teórico con elementos inductivos y prueba empírica.
La hipótesis surge de conocimientos teóricos previos, ya sea por correcta aplicación de principios lógicos, ya sea por aproximaciones lógicas partiendo del pensamiento intuitivo.
El pensamiento heurístico para solucionar problemas puede tener carácter deductivo.

a5) Deducción en el nivel teórico con elementos inductivos.
La hipótesis se basa en una teoría previa y desarrolla una nueva teoría sin probarla experimentalmente. Este sistema se emplea en el estudio de sistemas categórico-inductivos. No se excluyen en este método de conocimiento deductivo elementos inductivos incluidos en la deducción.

Conclusiones

Las bases del conocimiento teórico se encuentran en las investigaciones empíricas y métodos empíricos (observación, medición, experimentación, comparación), que están basados en la lógica inductiva. Los métodos deductivo e inductivo deben combinarse para logar un correcto balance entre conocimientos empíricos y teóricos. Cada uno de esos métodos, al combinarse, aumentan la creatividad del investigador y desarrollan, irrefutablemente, determinadas cualidades intelectuales en el estudioso. Gregorio Klimovsky, epistemólogo, considera que hay 64 métodos científicos. Pero lo indispensable para el trabajo científico es:

(¡Ni siquiera sería imprescindible la hipótesis!)

Aceptando el método hipotético deductivo en forma excluyente, como lo quiere Popper, ninguna ciencia puede tener base inductiva, por lo que, para él, la Medicina, el Psicoanálisis y las llamadas Ciencias del Hombre no serían ciencias…

No creo que el punto de partida de Popper sea el “fracaso” del método inductivo para alcanzar verdades universales. Él sabía que el progreso de la Ciencia presuponía la corrección de errores, una vez comprobados éstos. No podía pasar por alto que el mérito y la cualidad máxima del conocimiento científico era la de proveer a la humanidad con herramientas de conocimiento relativo de la realidad en la que se desenvuelve su existencia. Mérito, cualidad y característica que diferencian a la Ciencia de la Metafísica y la Religión. Aquí sí creo que radica “el problema” que Popper intenta solucionar: el desprestigio de las ideas absolutas y el relegamiento de la Metafísica, la Mística y la Religión al nivel de fantasías vinculadas con desarreglos mentales. Ya el Círculo de Viena había explicado que “el metafísico y el teólogo creen, y de este modo se confunden, que sus afirmaciones dicen algo o que muestran el estado de las cosas. El análisis, sin embargo, muestra que tales afirmaciones no dicen nada sino que meramente expresan un cierto humor o brío.”

Popper sostuvo que la evolución de la Física era un proceso sin fin de corrección y mejor aproximación a la verdad acerca del cosmos. Solo que, para saber si nos estamos aproximando tenemos que tener un doble conocimiento: de la verdad en sí y de que lo logrado nos aproxima a ella… ¿Cómo tenía Popper esos conocimientos si había negado la posibilidad científica de conocer la verdad?

Su afán de exigir que la ciencia brinde verdades absolutas revela una mente esencialmente religiosa y no racional ni crítica, sino exactamente todo lo contrario. A Popper se lo ha considerado un justificador de la creencia; la fuerza de su filosofía radica en una doble destrucción: la de la racionalidad de la ciencia y la de la confianza en que el conocimiento científico sea capaz de progreso. Los hombres que buscan absolutos, como Popper, interrogan al entorno buscando absolutos. La urgencia y la práctica de tal búsqueda cimentan la actitud de dominio, y aún cuando pueden llegar a actuar racionalmente, se inventarán explicaciones absolutas y se tenderá a afirmar un poder concreto. Al buscarse parcialidades, en cambio, se estudia el entorno sin exigencias, cimentando la actitud de comprensión por medio del estudio y la profundización. La reflexión desechará la existencia de absolutos de toda clase y promoverá la tolerancia. La afirmación se hará en la razón y el saber. No obstante, aún hoy, las ideas absolutas, la fuerza bruta y el afán de dominio constituyen una estructura cohesionada y operativa que informan el mundo económico y político judeocristianomusulmán .

Popper, ha dicho Stove, ha perpetrado un peligroso fraude académico, especialmente al hacerse pasar por Racionalista.

La razón y el saber se han refugiado en la Ciencia y la Cultura, adonde han ido a sitiarlos, con la ayuda de Popper y otros , el absolutismo filosófico y la metafísica pseudorracional.

Dado que Popper es un autor que comienza a escribir en la década de 1930, no puede dejar de llamar la atención que la divulgación y popularidad de sus ideas sea definitivamente impulsada por las traducciones y publicaciones de algunas de sus obras básicas realizadas contemporáneamente a la preparación y funcionamiento del Concilio Vaticano II. Lo cual establece otro punto de referencia para explicarnos la intencionalidad popperiana.



(Forma parte del ensayo “Elogio del Psicoanálisis”, de José M.
Fernández Santana. Prohibida la reproducción total o parcial
sin permiso escrito del autor)



0 comentarios: